Es un martirio regresar siempre solo
como si nada más existiera,
solo tus manos
y la soledad tambaleante del corazón.
Mi soledad, mi amante celosa,
que me quiere a toda hora,
conspirante de no dejarme ganar.
Y tu que no te permites amarme como yo quisiera...
Mi sueño, mi insomnio, la mentira,
la guerra, la risa, el tiempo,
el amor, la causa, la derrota...
correr hacia ti es tan triste,
es ponerle flores a tu puerta
y que las veas sin poder decirte que son mías...
Es escribir de amor y darme cuenta que le escribo al viento.
Ay amor amor
aleación de hierro y miel
con perfil humano, ausente y terco,
con perfume de besos extraviados e invisibles.
Pero con un trocito de razón
entre ceja y ceja me robo una o dos palabras
y las vuelvo tuyas,
y las escribo mías...
sin entrar en pormenores,
contigo se va un pedazo de mi,
historias, detalles e imaginación.
Pues hasta los ruiseñores se pierden
después de amar a caer.
Ahora escúchame y leme en papel
que en persona no podría si no llorar.
Pues sin tocarte a ti, al final soy tan pobre
que no alcanzo a pagarme ni a mi.
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