Aun puedo releer las viejas cartas
y ponerme a llorar.
Sentarme a la ventana en la lluvia a la luz de la vela
y suspirar, solo, suspirar…
aun cuando me supera la melancolía
tengo el tiempo y la lluvia a mi favor.
Con su ruido, tapa mi voz
y con su escasees de visitantes
nadie me ve llorar.
Recuerdo tu aventura
que por mas larga que parezca
quisiera un poco más.
Recuerdo la algarabía
que por más dolorosa que me resulto
pude tener más monta.
Ahora me reflejo en la ventana bajo el azul de la una de la mañana
rogando que no sufras nunca
que incluso si encuentro a alguien mas, nunca te olvide…
ya me has entrenado en esto del amor
me entere de lo que es esmero y dedicación
con cartas, chocolates y demás que no llegaste a saber.
Gracias a ti se… que no soy frío ni amargo.
Sigo sensible para amar.
Gracias, porque a causa de ti…
aun puedo amar.
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